24 de agosto de 2007

¿Dios me ama?


Desde hace tiempo he estado pensando sobre el tema del amor de Dios. Quizás mis lectores dirán que todo está dicho en torno al tema, y, ciertamente a cuanto retiro, misa o plática dentro de nuestra Iglesia asistimos, el tema repetido hasta la saciedad es precisamente en alguna de las múltiples variaciones de este tema.Desde que asistía al catecismo, recuerdo a mi catequista repitiéndonos insistentemente el"enorme amor que Dios nos tiene". ¿por qué, entonces, me ha costado tanto tiempo el sentirme verdaderamente amado por Dios tal cual soy?¿Por qué me ha costado tanto sufrimiento el creerme que Dios me ama plenamente?Y es que una cosa son las palabras de catequistas, curas, religiosos, amigos, padres, y otra, muy distinta las actitudes y gestos que, en definitiva, pocas veces son coherentes entre el dicho y el hecho. Poco a poco, a lo largo de este proceso de defección de la congregación marista, he podido ir comprendiendo la importancia de sabernos, sentirnos y enorgullecernos del inmenso amor que Dios nos tiene. Es cierto, los cristianos (incluyéndome a mí, por supuesto) hablamos maravillas del amor que Dio nos tiene, pero pocos, muy pocos son capaces de pasar de las palabras a los hechos: y es que sentirse verdaderamente amado por Dios, implica el ir descubriendo cada día su acción poderosa en cada instante de nuestras vidas, es ir dándonos cuenta que ese Dios no "lleva una libretita para ir anotando nuestros yerros", es ir gozando cada día de todo lo que sucede a nuestro alrededor: el agradecimiento de un niño, el gesto amable de un empleado manual del colegio, el coqueteo de una niña, la sonrisa satisfecha de una madre, la conversación con un buen amigo, el desahogo con una excelente amiga, la admiración de algún exalumno, la libertad de un ave, la frondosidad de un árbol, la caricia fraterna que te anima a seguir adelante, el "mensajito" por celular de alguna otra persona, el mail tipo spam enviado por algún cibernauta, la amabilidad de tus padres, el beso de algún amor, una cama limpia y confortable... en fin, quizás muchos nos "sabemos" amados por Dios, pero pocos son en verdad quienes se "sienten" verdaderamente amados por Él.Estas últimas semanas he podido comprobar el amor de Dios por mí, a pesar de mis críticas ácidas a la congregación que me acogió, a pesar de mis nuevas opciones de vida "burguesa", a pesar de haber dejado lo que creí era mi llamado: Dios me sonríe y me premia cada día...cada minuto... cada instante. ¿Seré capaz de ir transmitiendo todo este amor? o me quedaré y me pudriré con él.... Espero lograr algún día lo primero. Un saludo, desde la ciudad más caótica del orbe, pero también la que me está permitiendo ser yo mismo, sin juzgarme, sin seguir envuelto en la culpabilidad que tanto daño me hizo como persona y como religioso. Ciao.

4 comentários:

Ana Pinto Leite disse...

Deus não desiste de nós; continua a bater-nos à porta. Só temos que a manter aberta.

"O Amor prova-se com obras".
Um sorriso, uma palavra, um gesto, um coração aberto... coisas simples de cada dia.

Boa semana

Ana Pinto Leite disse...

E aqui fica o link para um texto (O Senhor é meu pastor nada me faltará) que vale a pena:

http://osobrinho-sjarroios.blogspot.com/

Beti disse...

Deus é a vida e eu acredito nele:)
Obrigado pelo coment cheio de força:)
maior beijo

Maria João disse...

E eu deixo outra pergunta:

"Amamos mesmo Deus?"