Mucho se ha escrito con referencia a los pobres, y ha sido la Iglesia una de las primeras en hacerlo (escribir y actuar). Sin embargo, la mezquindad del mundo en el que vivimos —e incluso la de algunos hermanos en la fe— intenta minusvalorar (por diferentes motivos) lo que nuestra Iglesia hace por sus hijos. Antes bien, buscan generar resentimientos en torno a ella. Pareciera que buscaran convertir al pobre (me refiero a aquellos que dicen «defender su causa») en el hermano mayor del hijo prodigo (Lc 15, 25-32).
Velar por el pobre no es endiosarlo. El pobre no puede suplantar el papel de Cristo como centro de nuestras vidas y acciones. Pero tampoco se trata de desconocer al hermano que sufre. Ante ello es la Iglesia aquella madre amorosa que nos enseña a amarnos entre hermanos y a descubrir en cada uno el rostro amoroso de Dios.
¿Amamos al hombre (pobre o rico)? Sí lo amamos. Pero amamos sobre todo a Cristo, aquel que encontramos en el sagrario. Es en torno a Él que gira la vida del cristiano; de Él se alimentará para obtener las gracias necesarias que le permitan vivir en coherencia con su mandato.
Como vemos, la doctrina católica es a todas luces correcta, y para aplicarla en nuestra vida cotidiana. Muestra de ello son las legiones de santos y de venerables (varones y mujeres) que vivieron en coherencia con aquello que Dios les solicitaba.
Pero ¿cuál es el camino? Pues para dar respuesta a esta pregunta cito a continuación el Evangelio según san Marcos: «Jesús respondió: “El [mandamiento] primero es: escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más grande que estos”» (Mc 12, 29-31).
Podremos llevar un pan a la mesa de nuestros hermanos, y con él saciaremos brevemente su hambre. Pero si ese pan no va acompañado del pan de vida eterna, poco o nada haremos. Podremos alimentar sus cuerpos pero no sus almas; podremos darles las fuerzas para que den un paso más, pero no un sentido para sus vidas. «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo» (Jn 6, 51).
La Iglesia no es excluyente, y abre constantemente sus brazos para acoger a pobres y ricos, al enfermo y al sano, al ignorante y al sabio, al pecador y al no tan pecador… en fin, a todos los hombres que haciendo uso de su libertad acogen a Cristo en su corazón y, en Él, la verdad proclamada, de la cual la Iglesia es celosa guardiana.
Cabe resaltar que la Iglesia está abierta al diálogo, y en ningún momento deja de escuchar a sus hijos y las sugerencias que estos hagan para una mejor evangelización, salvo, claro, los casos en que se atente no solo contra los dogmas, sino contra toda la doctrina cristiana, ante lo cual está llamada a corregir y aclarar el error, aunque siempre en tono caritativo. Cuando a pesar de ello una persona no cesa en su intento, es ella misma quien se autoexcluye de la comunión eclesial. Ante tal situación la Iglesia, preocupada por su grey, se pronuncia al respecto. Pero estará siempre con los brazos abiertos para recibir al hijo que alguna vez se fue.
Uno es católico por que reconoce en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, el camino para una vida plena y para la salvación eterna, un camino que nos invita a la exigencia, a la obediencia, a la humildad. No es, por tanto, un camino por el cual yo puedo hacer lo que se me apetece al punto de atacar, desobedecer y negar la verdad que la santa Iglesia custodia. Recordemos aquella cita del evangelio:
Después de oírlo, muchos de sus discípulos decían: «¡Es duro este lenguaje! ¿Quién puede escucharlo?». Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes? El Espíritu es el que da vida, la carne de nada sirve. Las palabras que les dije son Espíritu y Vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen». En efecto, Jesús sabía desde el primer momento quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y agregó: «Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede». Desde ese momento, muchos de sus discípulos se alejaron de él y dejaron de acompañarlo.
Jesús preguntó entonces a los Doce: «¿También ustedes quieren
irse?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y sabemos que eres el Santo de Dios». (Jn 6, 60-69)
Quien ataca a la Iglesia, ataca a Cristo porque la Iglesia es Él.
Él la fundo en el Mundo como camino de salvación.
Él la fundo en el Mundo como camino de salvación.
Bilbo
5 comentários:
Caro Bilbo,
Li teu artigo, mas sinceramente não concordo com tuas posições. Como tu sendo um latinoamericano falas assim? Nós, filhos de uma terra tão sofrida, sentimos na pele o que significou a histórica exclusão social legitimada pela igreja cristã em nosso continente há anos.
Nunca imaginava que no Peru, onde a Teologia da Libertação plantou raízes profundas, haveria tendências a um fundamentalismo deste tipo.
Perdoe-me meu atrevimento, mas não resisti após a leitura deste texto que, para mim, não contribui em nada.
No puedo secundar a Felipe Fanuel, aunque respeto sus posiciones, porque es desde el respeto cristiano a las personas y a su libertad donde se puede llegar a ser lo Uno. Felipe la Teologia de la liberación anteponia el hombre al mismo Cristo, conseguir la igualdad fomentando la lucha de clases no se deduce del mensaje evangélico lo que si podemos inferir de este último es la obediencia de Cristo hasta la muerte y muerte de cruz.
Un saludo a todos y feliz Pascua de Resurrección
Agradezco ver mesura en uno de los 'clásicos' debates dentro de la Iglesia, cuando en demasiadas ocasiones hay rencor y a veces parecería que incluso odio entre los defensores de una y otra postura.
Por lo que a mí respecta estoy de acuerdo en la mayor parte del discurso. Sólo alguna apreciación:
- En efecto, el amor de Dios es por todos los hombres. También lo es que Jesús comió muchas veces en casa de ricos y no los acusó por serlo, sino por las consecuencias que provocaba por lo general en sus comportamientos. Fue cuando pronunció la célebre frase: "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos". No dijo imposible, dijo más difícil. Y siendo cierto que amó a todos por igual, en sus obras prefirió a los pobres, a los humillados, a los enfermos, en definitiva, a los marginados. No porque los pobres sean mejores, sino porque son quienes más necesitan de Dios y su misericordia. Y ese es precisamente el argumento que defienden muchos, de que también la Iglesia, igual que Jesús, ponga el acento an los más necesitados, que 'prefiera' a los desposeídos de la tierra. Hay una frase en 'Canción Navidad' de Silvio Rodríguez que ayuda a entender el espíritu de lo que digo: "Tener no es signo de malvado y no tener tampoco es prueba de que acompañe la virtud, pero el que nace bien pagado, en procurarse lo que anhela, no tiene que invertir salud"
Luego, otra cosa son los excesos, que en efecto, también se han producido. Pero, en realidad, lo que 'Roma' condena de la Teología de la Liberación no son tanto sus acciones, como sus escritos. La discrepancia es más teológica que práctica, algo que difícilmente influye en el día a día del católico medio. Entonces, ¿por qué tanto encarnizamiento entre cristianos de a pie?
- Y sólo una cosa más en relación con la última frase. En efecto, hay salvación en la Iglesia, yo soy miembro de ella y lo seguiré siendo hasta el fin de mis días, pero no olvidemos que también la hay fuera de ella. Así lo declaró el Vaticano II en sus conclusiones. Dios habla y salva a los hombres también fuera de la Iglesia. Negarlo, seería ponerle puertas a Dios.
Feliz Pascua a todos.
Felices pascuas a todos.
Hola Felipe, bien escribe Dimas, por lo que suscribo y saludo el comentario que lineas abjo desarrolla.
Por otro lado no creo que sea fundamentalismo defender nuestra identidad y me refiero con ello tener a Cristo como centro de nuestras acciones.
Lineas abajo tengo que agradecer a Armando el hecho de aclarar algunos puntos que pudieron no haber quedado claros. Definitivamente la opción por los pobres juega un papel preponderante en la vida del cristiano y prueba de ello son los numerosos carismas que existen dentro de la iglesia que resaltan esa opción [por lo pobres] de manera mas que clara.
Un punto mas, es cierto cuando digo que la Iglesia es camino de salvación, pero no niego lo sostenido por Armando. Hasta donde puede alcanzar la misericordia infinita de Dios no lo sabemos y es por ello que el Concilio Vaticano II sostiene lo dicho por Armando. Pero podemos estar seguros que el camino que el mismo Cristo nos ha trazado -si es seguido con coherencia- nos llevara directamente al encuentro con la Santisima Trinidad, de ello no puede haber duda.
Saludos
La Iglesia somos nosotros, el Cuerpo de Cristo. Y en la medida que El nos habite e inspire, las diferencias humanas se van, para permitir ver al ser humano, por quien Cristo murió: la pobreza o riqueza es cuestión momentánea y terrenal. Dios no discrimina, y también bendice económicamente.
La Iglesia debe ser modelo de generosidad y lavarnos los pies entre pobres y ricos nos hará ver a todos...más parecidos al Maestro.
Un fuerte abrazo que nos reúna. Una alegría enorme conocerles!
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